Las Ninfas
Las ninfas son espíritus femeninos asociados a la naturaleza en la mitología clásica. Están relacionadas con la fecundidad y la vida. Son hermosas jóvenes que, a menudo, forman parte de los cortejos de dioses como Pan, Dionisio o Artemisa. Según algunas versiones son, todas ellas, hijas de Zeus. Sin embargo, otros autores consideran que descienden de otros personajes.
Hay ninfas en los océanos, los ríos, los lagos, las fuentes, los bosques, las montañas, las cuevas... Suelen ser consideradas deidades benévolas y protectoras.
Cada grupo se llama de modo distinto en función del lugar que habitan:
las náyades son las ninfas de los ríos y fuentes, pueden profetizar y curar;
las dríades y las hamadríades son las protectoras de los bosques, su vida está ligada a un árbol;
las oceánidas son unas tres mil, se las considera hijas del Océano y de Tetis, son las ninfas del mar;
también son ninfas del mar las nereidas, hijas de Nereo y Doris, protegen a los marineros;
las oréades viven en la soledad de las montañas;
las antríades viven en cuevas;
las permélides protegen al ganado;
las limónides habitan los prados...
Para otros usos de este término, véase Ninfa (desambiguación).
Ninfas y sátiro de William Adolphe Bouguereau (1873)
En la mitología griega, una ninfa es cualquier miembro de un gran grupo de espíritus femeninos de la naturaleza, a veces unidos a un lugar u orografía particular. Las ninfas solían acompañar a varios dioses y diosas, y eran con frecuencia el objetivo de sátiros lujuriosos.
Las ninfas son las personificaciones de las actividades creativas y alentadoras de la naturaleza. La palabra griega νύμφη significa ‘novia’ y ‘velado’ entre otras cosas; es decir, una mujer casada y, en general, una en edad casadera. Otros hacen referencia a esta palabra (y también a la latina nubere y a la alemana Knospe) como una raíz que expresa la idea de ‘crecer’ (según Hesiquio de Alejandría, uno de los significados de νύμφη es ‘capullo de rosa’). El hogar de las ninfas está en las montañas y arboledas, en los manantiales y ríos, en los valles y las frías grutas. Con frecuencia son el séquito de divinidades superiores: de Artemisa la cazadora, de Apolo el profeta, del juerguista y dios de los árboles Dioniso, y también de dioses rústicos como Pan y Hermes, dios de los pastores.
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